martes, 5 de febrero de 2013

La noticia

Sólo habían pasado tres semanas del 2007. Lo de siempre muchos propósitos, buenos deseos, infinitas ganas de cambios. 
Jimena amanecía con una buena nueva. No esperaba recibir noticias de aquella oferta de trabajo, de esa empresa de capital. Fría, de grandes dimensiones y con una recepcionista en la que se adivinaba no haber rozado la lujuria ni en sueños. Las sensaciones de aquella entrevista no habían sido buenas del todo, pero está claro, era algo personal. Un fallo de intuición. Una vez más, anticipar resultados no era su fuerte.
Apenas se había desecho de sus sábanas, y de su escueto pijama de dibujos infantiles y colores pasteles, cuando ya tenía la maleta llena de ropa e ilusión. No sabía por cuánto tiempo estaría fuera. Pero sólo dejó tres camisas colgadas en el armario.

“Mamá me voy de casa, me han dado el trabajo” de ésta forma dio los buenos días a su madre. Ahora tocaba enfrentarse a Juan. Su primer novio, su razón de ser desde los 15. Al que había dedicado cinco años de su vida,  entregado su cuerpo y sexo. Por el que había dejado a un lado sus contadas amistades.
En realidad, no había marcha atrás, estaba decidida. Partía de su pequeño pueblo, que no le ofrecía oportunidades laborales, que la estancaba cada vez más y la animaba a abandonar el proyecto de vida profesional que se planteó cuando inició sus estudios. Dejaba su estado lineal, su monotonía de vida. Ninguna opinión la detendría, ni siquiera la de su amado Juan.

Una despedida con lágrimas, promesas y buenos deseos. Jimena toma el autobús, nerviosa pero decidida, triste pero motivada. Una mezcla de emociones y sensaciones, que le costará días poner en orden.
Le había tocado ventanilla y un anciano como acompañante. Era medio día, justo las 12 y el chófer toma su lugar.  Comienza la aventura, su nueva etapa y seguro, su nueva vida. El camino iba a ser largo.

Durante todo el trayecto había diseñado cada uno de sus pasos  al llegar. Pero de nada sirvió. A escasos kilómetros de su destino un imprevisto manda al garete todo sus planes. El autobús en el que viaja queda averiado. Toca esperar en una estación de servicio hasta que llegue uno nuevo. Bajo el agradecido sol de Enero, Jimena esperaba sentada. Saca del bolso su nuevo bloc de notas, lleno de color y páginas en blanco. Se lo había regalado Marta, su mejor amiga y única confidente. Tenía que  anotar con detalle cada día de las próximas semanas, cada emoción sentida y cada pensamiento que rondara por su cabeza. Marta estaría lejos de Jimena y por ello, dejó este sucesor, este suplente que serviría de confidente pero que no transmitía calor ni comprensión. Obediente, y sobre todo muy aburrida, comienza a escribir la primera hoja de su recién estrenado bloc,  sin imaginar que no estaría sola en su espera.

“Después no quieres que sea pesimista. Aquí estoy en mitad del viaje, sentada al sol y maldiciendo no haber cogido el autobús de antes.  Espero que ésta no sea la tónica de los próximos días. Imprevistos, atrasos y momentos de espera. Aunque pensándolo bien, a la ciudad que voy no presume precisamente de vida tranquila. Creo os voy a echar mucho de menos. A juan, a mamá y, por supuesto a ti, querida Marta. He de confesar que tengo cierto miedo, aunque las ganas de que todo salga bien, apenas lo dejan que tome expresión.” 

                                                                                                                           ................

..Sv..

No hay comentarios:

Publicar un comentario